En primer
lugar voy a reseñar los cambios visibles en este zoom en lo concerniente a
aspectos constructivos, funcionales y de acabados externos respecto a la
versión no estabilizada.
Con los dos zooms en la mano se aprecia que la densidad, peso, ajustes y
calidad aparente de materiales siguen +/- en línea. En esta ocasión el
acabado superficial (B) del barrilete tiene un
acabado martelé en semibrillo de diseño idéntico a las series F ó
EF-S de status superior.
El elemento telescópico es de idéntico recorrido y ajustes. Los cambios más
significativos son: el diámetro del elemento frontal que ha pasado de
40 a 44 mm. y la altura del bisel dentado (A)
que hace de anillo de enfoque manual el cual también ha crecido en
dimensiones pasando de 3,3 a 4 mm.
Pasamos al anillo del zoom y vemos que ahora es más recto y con un grabado
mucho más estrecho y rectilíneo (C), siguiendo
la línea de diseño de su hermano mayor el EF-S 17-55/2.8 IS.
En la base del barrilete se añade al botón de MF/AF el consiguiente del
IS. Por último un ligero rediseño del material plástico de la base de la
bayoneta.
En diseño óptico vemos los mismo 11 elementos (1 Asf.) en 9 grupos y según
los datos ofrecidos por Canon no ha habido un cambio en el mismo aunque se
observa un recorte en la d.m.e. de 3 cms.
Por último y esto es ya simple objeción, dado que su enfoque sigue siendo
rotativo condiciona a que el parasol opcional
continúe teniendo muy baja cobertura, casi testimonial. Pienso que Canon ha
dejado pasar un preciosa oportunidad al no incorporarle a este zoom un
enfoque interno (IF) y por consiguiente poder dotarlo de un
parasol de verdad.


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