Tribus de Etiopía: Los Mursi, los últimos supervivientes.

Estamos en el cuerno de África, en Etiopía, también llamada el “techo de África”. Aquí todavía quedan tribus cuya compleja cultura permanece inalterada desde tiempos remotos, entre ellas los Mursi, una de las tribus más primitivas y feroces del Valle del Omo, que a pesar de la creciente influencia del turismo y la intervención del gobierno de la nación mantienen intactas sus costumbres y formas de vida ancestrales.

 

 
12-1-2012


Seguimos viajando por el suroeste de Etiopía atravesando la región denominada “Naciones y Pueblos del Sur”, una de las zonas de mayor riqueza étnica del planeta donde subsisten numerosos grupos tribales cuya forma de vida apenas ha sufrido cambios desde la noche de los tiempos.
 

 
Canon 5D
Focal: 150 mm.
Diaf.: f 1:3,5
 
     

En efecto, han pasado muchos siglos pero estas tribus apenas han variado sus costumbres. Las lanzas y flechas han sido sustituidas por los AK-47, los temibles Kalashnikov que portan muchos hombres a la espalda y alguna bolsa de plástico que de vez en cuando utilizan para cualquier cosa, el resto permanece inalterable.
 

 

Canon 5D
Focal: 70 mm.
Diaf.: f 1:5,5
 
     

Entre la gran variedad de tribus del Omo destacan por su singularidad los Mursi y los Surma, dos grupos étnicos que curiosamente, a pesar de vivir muy distantes entre sí, comparten la misma cultura, lengua y tradiciones, entre ellas la célebre Dunga, una batalla entre guerreros cuya victoria da derecho a escoger esposa.

En este reportaje hablaremos de los Mursi, una tribu cuya población no llega a los 10.000 individuos y sigue descendiendo alarmantemente.
 

 

Nikon D700
Focal: 48 mm.
Diaf.: f 1:4
 
     

Su idioma es el mursi, de origen nilótico, y practican el animismo, religión tradicional que en estas culturas africanas revela una compleja mitología y una firme creencia en la conexión del alma entre vivos y muertos, sean personas o animales.
 

 

Canon 5D
Focal: 130 mm.
Diaf.: f 1:6,3
 
     

Los Mursi ocupan las tierras del Valle del Omo y el Mago. La mayoría de las aldeas se encuentran no lejanas pero sí aisladas entre sí, en un radio de 70 km de la ciudad de Jinka.

Para acceder a estos poblados es necesario desplazarse en vehículo todoterreno y contratar un chófer experto, circulando siempre por pistas y senderos que aparecen o desaparecen en función de la vegetación, las lluvias y los torrentes que causan.
 

 

 
     

La economía de los Mursi se sustenta en la ganadería y el cultivo de sorgo y maíz, cereales muy resistentes al clima extremo de esta zona y alimento básico en la dieta de todas estas tribus.

También recolectan abundante miel valiéndose de los mismos métodos que vimos al visitar la tribu de los Hamer.
 

 

Nikon D700
Focal: 48 mm.
Diaf.: f 1:4
 
     

En épocas de sequía, si la cosecha es mala y hay escasez de cereales, su comida consiste en una mezcla de leche y sangre de vaca que les aporta el alimento necesario para sobrevivir. En épocas difíciles también intercambian ganado por cereales en los mercados y pueblos vecinos.
 

 

Canon 5D
Focal: 130 mm.
Diaf.: f 1:6,3
 
     

Los ancianos son muy respetados; de hecho administran la región y son quienes toman las decisiones más importantes ante problemas que afectan a la comunidad.

Al ser las personas de más edad se entiende que tienen más conocimientos y experiencia para resolver cualquier problema o litigio entre ellos.
 

 

Nikon D700
Focal: 62 mm.
Diaf.: f 1:8
 
     
 

Nikon D700
Focal: 52 mm.
Diaf.: f 1:4
 
     

Los jóvenes guerreros Mursi celebran anualmente la Dunga, un violento torneo en el que armados con largos palos exhiben su habilidad en la lucha.

Hasta hace pocos años la Dunga era una pelea a muerte que sólo acababa matando al rival; hoy en día finaliza cuando el perdedor se rinde.

El ganador de la Dunga es llevado ante el grupo de muchachas de la tribu para que una de ellas lo escoja como esposo. El vencedor obtiene, además, el respeto de la comunidad y el honor de administrar a los jóvenes cazadores.
 

 

Canon 5D
Focal: 75 mm.
Diaf.: f 1:3,5
 
     

En estas tribus la estética corporal es de la máxima importancia. No les gusta el pelo, de ahí que se rasuren de la cabeza a los pies. Los hombres se pintan el cuerpo con cal o cenizas para realzar su agresividad y en la cabeza lucen cuernos y plumas que les dan un aspecto más aguerrido.
 

 

Nikon D700
Focal: 70 mm.
Diaf.: f 1:8
 
     

Pero lo más llamativo de su decoración son las escarificaciones, cicatrices en la piel producidas por cortes e incisiones de mayor o menor profundidad, que al cerrarse forman una costra. En la mujer se considera un adorno que realza su belleza; en el hombre un símbolo de valentía que indica que ha cazado algún animal feroz o ha ganado a algún enemigo.
 

 

Nikon D700

Focal: 35 mm.
Diaf.: f 1:8
 
     

La mujer Mursi cuida mucho la decoración de la cabeza, adornándola profusamente con cualquier objeto que esté a su alcance: flores, frutas, aros metálicos, pieles, etc.

La imagen más conocida de los Mursi es la de sus mujeres luciendo un disco de arcilla colgando del labio inferior. A menudo pensamos que pintarse el rostro y el cuerpo, practicarse tatuajes en la piel o lucir perforaciones es una pura cuestión de estética, de coquetería, sin embargo estos símbolos trascienden de lo decorativo.
 

 

Canon 5D
Focal: 165 mm.
Diaf.: f 1:3,5
 
     


Más allá de cuestiones estéticas la ornamentación corporal transmite la información que en ese mundo es importante: se comunica la pertenencia a un pueblo, tribu o etnia, se proclama el estado civil del individuo, se muestra el paso de la infancia a la fase adulta, el rango social dentro del grupo, etc.

Además de esta información, es innegable que para la mujer Mursi el plato de arcilla constituye un símbolo de belleza y elegancia y se dice que cuanto mayor sea el tamaño del plato mayor será la dote que reciba el padre de la muchacha de la familia de su futuro esposo.
 

 

Nikon D700

Focal: 48 mm.
Diaf.: f 1:4
 
     
 

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